Michael Sidney Hill, un británico que fue hallado sin vida en Arizona en 2013, ha sido identificado más de una década después mediante una técnica de genealogía genética. Este avance fue posible gracias a una colaboración entre investigadores de Reino Unido y Estados Unidos.
Hill, de 75 años al momento de su fallecimiento, no portaba documentos ni pertenencias, lo que impidió su identificación durante años. Fue conocido como «John Doe del condado de Maricopa» hasta que el análisis de ADN logró conectarlo con familiares lejanos en Surrey.
Los investigadores utilizaron IGG (genealogía genética investigativa), una técnica que cruza perfiles genéticos con árboles familiares para identificar a personas desaparecidas. Este es el primer caso en que se aplica con éxito en un ciudadano británico.
El hallazgo abre nuevas posibilidades para resolver casos sin identificar en Reino Unido, aunque también plantea preguntas sobre privacidad y ética. Aun así, los expertos coinciden en que esta herramienta puede brindar respuestas a familias que llevan años sin saber el destino de sus seres queridos.



