Un extenso estudio internacional ha revelado una conexión directa entre la contaminación del aire y el cáncer de pulmón en personas que nunca han fumado. El análisis genómico, realizado en más de 800 pacientes no fumadores de 28 países, muestra mutaciones genéticas similares a las que provoca el tabaco, así como signos de envejecimiento celular acelerado.
El trabajo, publicado en Nature, pone el foco en las partículas finas (PM2.5) presentes en el aire contaminado, que al penetrar profundamente en el organismo pueden desencadenar daños severos en el ADN. Estas partículas, generadas por la quema de combustibles fósiles, ya causan más de 4 millones de muertes al año.
La investigación cruzó datos genéticos con niveles de contaminación atmosférica obtenidos por satélites y estaciones en tierra, encontrando que quienes viven en zonas con aire más contaminado presentan hasta cuatro veces más mutaciones relacionadas con tumores. Además, se detectaron alteraciones vinculadas al envejecimiento prematuro de las células.
Científicos del CNIO, en España, destacan que este es el primer estudio que demuestra de manera genética —y no solo epidemiológica— que la contaminación ambiental puede desencadenar cáncer de pulmón. Una evidencia contundente que plantea nuevos retos para la salud pública global.



